¡Hoy hay buenas noticias!
Sin embargo, al mirar a nuestro alrededor todavía vemos muchas dificultades, ¡por dondequiera! ¡Aunque nos desesperamos, aún hay esperanza! No tienes que preguntarte si a alguien le importas o si en realidad hay un camino que conduzca a un gozo permanente.
Las buenas noticias son que aunque a un gran precio, Dios proveyó una manera para obtener gozo y paz. ¿Qué nos cuesta a nosotros? Nada, alguien ya pagó por nosotros. Tenemos una deuda de pecado que ni tú ni yo podemos pagar. Jesús pagó nuestra deuda – aunque Él no la debía. Lo que sigue representa el evento más importante en la historia del mundo.
Dios envió al mundo a Su Hijo Jesucristo en forma de hombre para pagar no sólo por mis pecados sino también por los tuyos. Dios se manifestó en carne humana por medio de Jesús. La Biblia nos dice: “En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios...y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…” (Juan 1:1, 14). Él se puso a sí mismo en manos de hombres resentidos. Lo siguiente es lo que el hombre le hizo a “Dios” cuando lo crucificaron y lo que eso significa para nosotros. Estos hombres demostraron lo que la humanidad siente y piensa acerca de Dios.
Vea lo que le hicieron a…
SU CARA
“...escupieron en el rostro y le dieron
puñetazos...” Mateo 26:67
En la palabra de Dios, la cara simboliza Su gracia divina. Escupirle a una persona en la cara era la peor expresión de desprecio y deshonra. Cuando le escupieron a Jesús en la cara estaban diciendo “TÚ NO PUEDES SER EL REDENTOR.” En contraste con los actos humillantes del hombre, tenemos el maravilloso ejemplo de la mansedumbre y sumisión de Cristo.
SU CABEZA
“Pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas…y tomando la caña lo golpeaban
en la cabeza.” Mateo 27:29,30
Su cabeza simboliza Su autoridad. Aquí el hombre demuestra desprecio por Su amparo y rechaza Su autoridad, golpeándolo en la cabeza y burlándose de Él mediante un coronamiento de espinas.
SUS MANOS
“Lo llevaron atado y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador…” Mateo 27:2
Las manos de Jesús simbolizan Su ministerio y Su obra. Aunque la creación completa es la obra de Sus manos, clavaron Sus manos a una cruz. Ataron las manos de Su poder creador y clavaron las manos benditas de Su ministerio.
SU CUERPO Y
PERSONA
“...habiendo azotado a Jesús, lo entregó para ser crucificado…lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata.” Mateo 27:26,28
Despreciaron Su amparo, rechazaron Su autoridad, repudiaron Su ministerio y vilipendiaron Su persona. Fue crucificado y puesto en un sepulcro, y después de tres días ¡DIOS LEVANTÓ A SU HIJO JESÚS DE LA MUERTE! Aceptamos lo que Cristo sufrió por nosotros en la cruz como pago por nuestros pecados.
Como Bill y Gloria Gaither expresan en su canción “Porque El Vive”: “Vacía está la tumba porque Él triunfó”. La Biblia nos dice “…porque yo vivo, vosotros también viviréis”(Juan 14:19).
La Biblia nos da
el plan de Dios para
nuestra salvación:
A: Declara “Soy pecador”
“...por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios...” Romanos 3:23
B: Acepta que nuestros pecados tienen un precio
“…porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Romanos 6:23
En Isaías 53:6 la Biblia nos dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”
C: Ora, pide que Cristo entre en tu corazón y te salve.
“A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que
lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios.” Juan 1:11-12
Ahora inclinando la cabeza y el corazón ante el Señor, acepta a Cristo como tu Salvador, Él te recibirá y puedes ser Su hijo:
Dios, quiero ser hijo tuyo. Soy culpable de mis pecados ante ti y quiero que Jesús sea mi Salvador. Acepto en este momento a Jesucristo como mi Salvador personal. Limpia mis pecados en la sangre de Cristo. Ayúdame a vivir por Ti todo el resto de mi vida. Amén.
Si con toda sinceridad oraste esta oración, Dios te ha salvado y te ha dado vida eterna. Cuéntale a alguien hoy acerca de este maravilloso compromiso que has hecho para con Dios.
Ahora puedes regocijarte Porque Él Vive.
Escrito por Lindsay Terry y Bill Compton
Traducido al español por Norman King